LA FILOSOFÍA
Filosofía
proviene de dos términos griegos: philo (φιλο)
amor y sophia(σοφία) sabiduría, traduciéndose comúnmente como “amor a la sabiduría”.
es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones
como la existencia, el
conocimiento, la verdad,
la moral, la belleza, la mente y el lenguaje .Al abordar estos
problemas, la filosofía se distingue del misticismo,
la mitología y la religión por su énfasis en los argumentos racionales por sobre los argumentos de autoridad, y de
la ciencia porque
generalmente lleva adelante sus investigaciones de una manera no empírica sea mediante el análisis conceptual, los experimentos
mentales la especulación u otros métodos a priori, aunque sin desconocer
la importancia de los datos empíricos.
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LOS PROBLEMAS FILOSÓFICOS
Entendida la Filosofía
en sentido amplio, como idéntica a la ciencia, los problemas con que tiene que
enfrentarse son tantos
Y tan variados como la misma realidad. Si nuestra inteligencia intuyera directamente las esencias de las cosas, la realidad no tendría secretos para nosotros. Conocer las cosas equivaldría a entenderlas. Pero nuestro conocimiento comienza por los sentidos, y sigue un proceso en el cual predomina lo racional sobre lo intuitivo. De aquí la dificultad de aprehender la esencia de las cosas
Y tan variados como la misma realidad. Si nuestra inteligencia intuyera directamente las esencias de las cosas, la realidad no tendría secretos para nosotros. Conocer las cosas equivaldría a entenderlas. Pero nuestro conocimiento comienza por los sentidos, y sigue un proceso en el cual predomina lo racional sobre lo intuitivo. De aquí la dificultad de aprehender la esencia de las cosas
Los problemas filosóficos son tantos
cuantas son las preguntas que puede formular nuestra inteligencia frente a la
realidad tan inmensa. Pero todos pueden reducirse a tres grandes temas:
Dios, el mundo y el hombre. Estas
consideraciones amplísimas se descomponen en infinitos problemas particulares a
los que tratan de dar respuesta las distintas partes de la filosofía. Problemas
ontológicos, que surgen de la consideración del mismo ser. Problemas físicos o
cosmológicos, que presentan una gama de innumerables cuestiones acerca de la
naturaleza y propiedades de los seres del mundo material. Problemas biológicos,
que abarcan las infinitas preguntas que pueden proponerse sobre la naturaleza
de los seres vivientes en su extraordinaria variedad. Problemas antropológicos,
centrados en torno a las múltiples modalidades que presenta la naturaleza y la
actividad del hombre. Problemas psicológicos, que afrontan la esencia y
acciones del alma humana. Problemas gnoseológicos, sobre la esencia, EL
funcionamiento y el valor de nuestros medios cognitivos. Problemas morales,
sobre la naturaleza de las acciones humanas, en orden de conseguir la
perfección propia del hombre. Problemas religiosos, acerca de las relaciones
del hombre con Dios. Problemas sociales, jurídicos, políticos, estéticos,
matemáticos, etc. Y en orden transcendente problemas teológicos, que surgen de
la necesidad de buscar una explicación de la existencia de un Universo
compuesto por seres múltiples, mudables y contingentes, remontándose a la
existencia de una causa suprema primera y última de todas las cosas. También en
forma tangencial podemos centrar los problemas filosóficos en torno a
cuestiones como son: el conocer, el obrar.
- El problema fundamental
de la filosofía: la relación entre el ser y el pensar.
La filosofía marxista divide toda la
filosofía anterior y posterior en idealista o materialista en función de la
respuesta que se dé a este problema. Si se dice que el ser prima o determina
sobre el pensar se es materialista; si se afirma que el pensar determina sobre
el ser se es idealista.
En realidad aquí se encuentra
reflejado no el problema que tiene el marxismo-leninismo, sino el problema que
tiene cualquier filosofía que opere con conceptos abstractos. ¿Qué es el ser? ¿Qué es el pensar?
Para enfocar este problema el método
es decisivo, porque o se escoge el método metafísico, abstracto de análisis o
se busca el contacto con la realidad que se pretende describir, lo concreto.
- ¿El pensar no posee, él
mismo, ser?
De acuerdo a los últimos conocimientos
fisiológicos el pensar radica en la parte delantera del lóbulo frontal del
hemisferio izquierdo. En último extremo la base del pensar radica en la
actividad eléctrica de las neuronas. Existe, por lo tanto, un fundamento físico
del pensar y expresado en forma inversa el pensar es la actividad de un ente o
de una parte de un ente físico (el cerebro).
¿La relación entre el pensar y el ser
es entre el pensar y su propio ser como pensamiento, es decir, la relación
entre el pensar y las neuronas? Si el pensar se debe al ser fuera de sí, ¿el
ser propio del pensamiento, las neuronas, está en ese caso subordinado al
pensar?
Aquí se pudiera producir todo un
mejunje de relaciones contradictorias producto del uso de conceptos tan abstractos
y generales como lo son el pensar y el ser.
Definamos nuestro propio método:
Remitimos el lector al uso que se hace en toda la física sobre el sistema de
referencia o punto de vista de un observador y por otra parte a la
concretización de los términos demasiado abstractos. Aquí existen dos problemas
en función de dónde se sitúa el observador. Si el observador se sitúa dentro
del cerebro el pensar es la actividad de una zona específica del cerebro
(relacionada o no con otras partes) y esa actividad es producida, un producto,
de esa zona y a su vez ejerce una acción modificadora sobre su base. El daño
material de partes del cerebro conlleva la afectación de distintas capacidades
del mismo, por lo que la actividad del pensar requiere cierto ordenamiento y
estado del sustrato cerebral. Por otra parte, si el cerebro no se ejercita
presionado por el entorno social (como es el caso de los niños criados por
animales), se producen también daños irreparables en el órgano lo que establece
que la historia del pensar también modifica el cerebro. Es decir, el pensar
determina su propio ser.
Además, si el observador se coloca
fuera del cerebro entonces el problema es otro: ¿de qué manera de relaciona lo
externo (la realidad objetiva) con la actividad del pensar del sujeto anterior?
Aquí estamos hablando de un problema de correspondencia. ¿Hasta dónde
corresponde el pensar a la realidad? Lo interesante es que puede haber
correspondencia o puede no haberla. El observador externo juzga en esto hay
correspondencia y en esto otro no. Pero, por otra parte, en lo externo hay
pensamiento materializado, no sólo en objetos materiales sino en relaciones
sociales, por lo que en este sentido el pensamiento puede corresponder o no con
pensamiento materializado en lo externo al sujeto y además pudiera
materializarse y dejar su huella en la realidad externa.
Para complicar aún más el problema,
tenemos que darnos cuenta de que ese observador externo no existe en la
realidad, es tan sólo una proyección de nuestra mente para poder observar
nuestros pensamientos y la realidad simultáneamente. El observador externo es
un enmascaramiento de una tercera presencia que no es más que el conjunto
social que nos rodea. Es la sociedad la que juzga si un pensamiento dado
corresponde a la realidad o no. Este pequeño fragmento de nuestro método define
la FC (Filosofía
Concreta) desde el comienzo mismo:
·
La Filosofía
Concreta
asume la exposición de las diferentes ramas de la actividad material, técnica,
científica de las sociedades más desarrolladas de nuestra época y trata de
darles una interpretación general.
·
La Filosofía
Concreta
asume que el pensar es la actividad de un conjunto material (una parte del
cerebro) que ayuda a organizar con su actividad y que no se puede organizar
adecuadamente si no es bajo una presión social.
·
La Filosofía
Concreta
asume que el pensar puede concordar o no con una realidad externa y que el juez
de esa correspondencia es la sociedad que rodee al individuo en cuestión.
El planteamiento de si el ser
determina el pensar o a la inversa es un enmascaramiento de los problemas
reales del pensar y de la realidad y como todo pensamiento abstracto nos hace
navegar en un mar de imprecisiones.
Por ejemplo, si el "ser" se
refiere a toda la existencia ¿al pensar de quién se refiere? ¿Al de toda la
humanidad? ¿Existe un pensar colectivo? ¿O es el pensar de un individuo
abstracto que se ha idealizado y que por lo tanto no existe en concreto? De
acuerdo al marco de referencia que podemos usar solamente podemos referirnos al
pensar, si es razonable tal generalización, por parte de la humanidad, de una
sociedad o del individuo y tenemos que dejar a un lado por falta de información
adecuada el posible pensar extraterrestre o divino. Pudiera darse el caso de
que alguien creyera que el "ser" del universo tangible prima sobre el
pensar de la humanidad -un materialista por la definición marxista-, pero que a
su vez creyera que el pensar divino prima sobre todo el universo y el pensar de
la humanidad, y en este momento la clasificación se torna dudosa.
La no muy dichosa definición de Lenin
en "Materialismo y empiriocriticismo" sobre la materia posee la misma
vacuidad de los planteamientos metafísicos cuando dijo "La materia es una
categoría filosófica para designar la realidad objetiva dada al hombre en sus
sensaciones, calcada, fotografiada y reflejada por nuestras sensaciones y
existente independientemente de ellas". Para el creyente Dios existe en la Realidad Objetiva
independientemente de nuestra voluntad. Y por otra parte si se manifiesta que
la realidad objetiva es independiente de la voluntad del hombre, entonces la
voluntad del hombre ¿no es una realidad objetiva? ¿No forma parte de la
realidad objetiva? ¿No hay en la actualidad una parte considerable de la Realidad Objetiva
que es producto histórico de la voluntad del hombre? Esos absurdos se producen
en la doctrina marxista-leninista -y en muchas otras creencias- por una falla
metodológica sobre tres puntos esenciales: la esencia inexacta del lenguaje, el
abuso o, inclusive, el uso de categorías abstractas y la no toma en
consideración del aspecto psicológico.
Es que en realidad bajo una relación
puramente abstracta se quiere dar respuesta a planteamientos muy concretos:
¿Existe Dios? ¿Pueden los espíritus -pensar puro- vivir independientemente de
la materia? La filosofía relacional no fuerza una respuesta para problemas que
en esencia están mal planteados. Si se plantea que Dios existe, pero que no
muestra relación actual constatable con el universo conocido, no entra dentro
de su contenido, porque la filosofía relacional sólo toma en cuenta lo que
presenta relación. Si se dice, por ejemplo, que Dios creó al Universo a partir
del Big-bang, eso entra dentro de lo posible según nuestro punto de vista. Si
se dice que Dios tiene relación actual con el universo, pero con su poder borra
sus huellas; es decir, nos oculta su relación, no podemos constatarlo ni en un
sentido ni en otro y queda en el campo de la fe: creer o no creer. No me siento
obligado ni a negarlo con estrépito, ni a afirmarlo. Es un problema de cada
cuál y no es el objeto central de mi filosofía. Ahora bien, si se me habla de
un Dios actuante en cada momento, que no borra sus huellas, entonces tienen que
existir relaciones que prueben tal enunciado. Si se me hacen afirmaciones
totalmente contrarias a los descubrimientos científicos, si se me niegan
aspectos establecidos dentro de las creencias científicas más sólidas, con todo
respeto tengo que decirles a los que así la agredan, que por favor sean
consecuentes y entonces no usen sus logros: no hablen por teléfono, no vean
televisión, no usen electricidad, no vistan ropa, no adquieran medicamentos,
etc., porque todo esto es obtenido por las ciencias, por la actividad práctica
técnica del hombre. Existe cierta incongruencia en negar los supuestos
científicos y luego montar tan campantes en un automóvil. Aunque es posible
aceptar la mano divina detrás de esos acontecimientos o en su interior. A mí
personalmente me llama la concepción de Dios como la "cosa en sí", la
unidad absoluta de todas las cosas en sí, inconocible, pero que es la fuente de
cambio de todo el Universo. Y el Universo sería algo así como la respiración o
renovación de Dios, un concepto ya expresado por los hindúes. En la Filosofía Concreta
usted puede sustituir el concepto de la cosa en sí por el de Dios y sigue
dentro de la Filosofía
Concreta porque la Filosofía Concreta
se define en su fundamento por el rechazo la especulación abstracta, su apego a
los métodos y hallazgos de las ciencias, sobre el concepto de lo que es
creencia, sobre el criterio de la verdad como acuerdo social de un grupo dado y
sobre que la esencia humana radica en su capacidad de imaginar.
En realidad, parodiando al marxismo, la Filosofía Concreta
puede dividir en concretas o abstractas las filosofías en dependencia de si
dependen más de los sentidos y las percepciones, y por lo tanto, de los
contenidos científicos, que del pensamiento abstracto, admitiendo un cierto
terreno intermedio de Concretas-Abstractas o Abstractas-Concretas. La Filosofía Concreta
no es la más concreta de las filosofías, lugar ocupado por las filosofías
paracientíficas como las de Hume, Comte, etc., y más bien se acerca al terreno
de las Concretas-Abstractas como la de Feurbach. La Filosofía Marxista
es una filosofía abstracta, es una filosofía especulativa que hereda el método
especulativo de Hegel.
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