sábado, 24 de agosto de 2013




 LA FILOSOFÍA MEDIEVAL




 LA ESCOLÁSTICA:


Muchos autores la consideran como un desarrollo después de la filosofía patrística. El cristianismo desde sus inicios tuvo la preocupación de compaginar sus enseñanzas con la filosofía griega.
La penetración del cristianismo fue cada vez mayor y más fuerte y muchas formulaciones de la filosofía griega sirvieron como base racional explicativas a las ideas cristianas. Esto produjo una reformulación de estas por parte de los autores cristianos a la luz de los datos que aportaba la revelación, al mismo tiempo que una nueva visión del papel de la filosofía.
La revelación ponía al alcance del hombre la verdad. No se trataba ya de buscar la verdad, sino de hacer razonable la fe. Pero el problema era como entender el servicio de la fe que podía hacer la filosofía. Por eso las relaciones fe-razón es uno de los problemas más característicos y conflictivos de esta época, en las que se adoptan las más variadas ideas.
En general todo tienden a reconocer la autoridad de los filósofos griegos y por esto predomina el deseo y el esfuerzo de compaginar la verdad filosófica de Aristóteles y la verdad de la Revelación.



     CRISIS DE LA ESCOLÁSTICA


Sin embargo, los autores cristianos del siglo XV son menos optimistas respecto a las buenas relaciones y posibilidades fe-razón y consideran como injerencias mutuas los apoyos que decían prestarse.
Como consecuencia de esto, contribuyen a una visión más autónoma del mundo y a la consideración de este como un campo propio de la investigación racional. La filosofía comienza a ser orientada a problemas más al alcance de la mano que a lo religioso. Así ponen las bases y se apuntan los caminos que seguirá la Edad Moderna.
Guillermo de Ockham pone las bases de una filosofía más empírica que contribuye de manera muy importante al nacimiento de la ciencia moderna.
La escolástica y el tomismo, amparadas en la autoridad universal de la Iglesia Católica, han ejercido una gran influencia en la cultura. Como corriente de pensamiento actualizada llega a nuestros días con la neo escolástica
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FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA


Después de analizar el contexto histórico de la escolástica vamos a entrar en lleno a lo que se conoce como filosofía escolástica.
La palabra escolástica proviene del latín “schola” que significa escuela. En sus inicios se usaba para designar el saber cultivado en la escuela medieval y enseñada bajo la dirección de un maestro. Más tarde era usado para designar la materia enseñada y el método empleado en la enseñanza de esa materia en las escuelas.
Está en su significado etimológico no expresa ninguna corriente de pensamiento específico, sino a la enseñanza que en la Edad Medía se practicaba en las escuelas monacales, episcopales o palatinas. Por esta razón a dicho término hay que añadirle otros calificativos que le den el sentido genérico.


APORTES FIOSÓFICOS DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL
3.1. APORTES DEL CRISTIANISMO
Las escuelas helenísticas, como ya vimos, se ubican en el tercer periodo de la filosofía griega (siglo III a. C. a siglo III d. C). A la mitad de este periodo aparece el cristianismo. No podemos decir que éste haya tenido una preocu­pación filosófica central, porque nunca se presentó como un movimiento fi­losófico que pretendiera investigar y demostrar afirmaciones con bases científicas y razonadas. Es una religión y un sistema de vida que propone Cristo como modelo a seguir.
Los contenidos doctrinal es del cristianismo influyeron fuertemente en todos los filósofos occidentales, quienes, a partir del nacimiento de la nue­va religión, han tratado de dar forma a un sistema filosófico. Los conceptos más revolucionarios que el cristianismo aporta son el de la creación y la mo­ral del amor.
De acuerdo con el primero, el mundo material es el efecto de un acto creador de Dios, quien lo puso en la existencia sacándolo de la nada. Antes de la creación lo único que existía era Dios. Todos los seres del mundo son contingentes y temporales; Dios, en cambio, es un ser necesario y eterno.
En el campo de la moral los imperativos fundamentales son el amor a Dios y el amor al prójimo. La conducta humana es buena cuando, en su re­lación con Dios o con el hombre, el móvil es el amor. Si una persona hace el bien a otra porque, actuando así, obtendrá cierto beneficio, entonces esa conducta no es valiosa moralmente.
En los seis primeros siglos de nuestra era hubo un grupo de pensadores que se dedicaron a la defensa racional de las enseñanzas del cristianismo. A este grupo se le conoce como La Patrística y a sus miembros se les llama los pa­dres de la Iglesia. Se les dio este nombre porque con su exposición y defensa de la fe se convirtieron en padres espirituales de todos los afiliados a la reli­gión cristiana.

3.2. APORTES FILOSÓFICOS MÁS RESALTANTES DE LA PATRÍSTICA Y LA ESCOLÁSTICA


3.2.1. AGUSTÍN DE HIPONA (354 – 430).
San Agustín estaba dotado de una gran imaginación y de una extraordinaria inteligencia. Se destacó en el estudio de las letras. Mostró un gran interés hacia la literatura, especialmente la griega clásica y poseía gran olocuencia, . Durante sus años de estudiante en Cartago desarrolló una irresistible atracción hacia el teatro Al mismo tiempo, gustaba en gran medida de recibir halagos y la fama, que encontró fácilmente en aquellos primeros años de su juventud. Allí mismo en Cartago se destacó por su genio retorico y sobresalió en concursos poéticos y certámenes públicos. 

Ø  RAZÓN Y FE
San Agustín comienza la búsqueda de la verdad de una manera casi desesperada. Ya a los diecinueve años se pasó al racionalismo y rechazó la fe en nombre de la razón. Sin embargo, poco a poco va descubriendo que la razón y la fe no se oponen, sino que su relación es de colaboración. La fe es un modo de pensar asintiendo, si no existiese el pensamiento, no existiría la fe. Por eso la inteligencia es la recompensa de la fe. La fe y la razón son dos campos que necesitan ser equilibrados y complementados.



Ø  FILOSOFÍA

La mente humana está en relación con las realidades inteligibles e inmutables. Con este principio demuestra la existencia de Dios, prueba la espiritualidad del alma y su inmortalidad y además da una explicación psicológica de la Trinidad.
El segundo principio podemos enunciarlo así: todo bien o es bien por su misma naturaleza y esencia, o es bien por participación; en el primer caso es el Bien sumo, en el segundo caso es un bien limitado. Esta participación puede ser: la participación del ser, de la verdad y del amor.
En cuanto a la inmutabilidad, el ser verdadero, genuino y auténtico es sólo el ser inmutable. No existe de alguna forma o en cierta medida, sino que es el Ser. Este principio vale para distinguir al ser por esencia del ser por participación.


Ø  DIOS Y EL HOMBRE

La filosofía agustiniana se centra en dos temas esenciales: Dios y el hombre.
Dios. Para llegar de la mente a Dios primero tenemos que preguntar al mundo, después volverse hacia uno mismo y por último trascenderse. El mundo responde que él ha sido creado y el itinerario continua; se procede a la ascensión interior, y el hombre se reconoce a sí mismo intuyéndose como ser existente, pensante y amante. Puede por ello ascender a Dios por tres vías: la vía del ser, de la verdad y del amor. Se trata de trascenderse a uno mismo, de poner nuestros pasos "allí donde la luz de la razón se enciende". Ahora bien, llegaremos a un Dios incomprensible, inefable. Este Dios es el ser sumo, la primera verdad y el eterno amor.
El hombre. Agustín explora su misterio, su naturaleza, su espiritualidad y su libertad. Es un grande profundum y una magna quaestio.
El compuesto humano está formado por el cuerpo y el espíritu. A pesar de lo que se dice de él, superó el espiritualismo helénico. La cárcel del alma no es el cuerpo humano, sino el cuerpo corruptible; el alma no puede ser sin él dichosa. Ésta fue creada de la nada.


3.2.2. ESCOTO ERIÚGENA, JUAN (C. 815-C. 877).
Es el creador del primer gran sistema filosófico de la edad media. Al parecer era descendiente de escoceses pero, como ya se ha dicho, debió nacer en Irlanda como así lo indica el uso del seudónimo Johannes Ierugena o Eriúgena (que quiere decir "nacido en Irlanda"). En torno al 847 Carlos I, rey de Francia, le nombra supervisor de la escuela de la corte y le encarga que traduzca al latín las obras del neoplatónico Dionisio el Areopagita. Eriúgena, que no quiso someter sus obras al control de la censura, entró en conflicto con el papa Nicolás I. El rey Carlos le prestó su apoyo, aunque tuvo que vivir recluido en la corte hasta la muerte del monarca en 877. Los concilios de Valence (855), Langres (859) y Vercelli (1050) condenaron el tratado De Divina Praedestinatione (Sobre la predestinación divina, 851), que defiende la creencia de Hincmar, arzobispo de Reims, sobre el destino final de los individuos en el sentido de que éste no depende de Dios de una forma absoluta, ya que la voluntad también tiene algo que decir sobre la salvación o la condenación. Por otra parte, Eriúgena afirma también en sus escritos que no existe nada semejante a la condenación como se cree conforme a la tradición. Todos los seres humanos, afirma, se transformarán por igual en espíritus puros.
En su panteística obra De Divisione Naturae (Sobre la división de la Naturaleza, 865-870), rechaza la creencia cristiana de que el universo fuera creado de la nada. Sostiene más bien que el mundo del espacio y del tiempo es una manifestación de las ideas presentes en el pensamiento de Dios y describe a este dios como el punto más alto de toda la evolución. Eriúgena afirma también que la razón no necesita ser sancionada por la autoridad; más bien al contrario, la razón es en sí misma la base de la autoridad. La obra De Divisione Naturae fue condenada en 1225, en el concilio de Sens, y el papa Honorio III ordenó que se quemara.
Suele creerse que Eriúgena escribió también una obra en la que negaba la presencia de Cristo en la Eucaristía. Aunque algunos de los puntos de vista de Eriúgena pueden considerarse heréticos, es respetado sin embargo por el alcance de su obra y lo más frecuente es que se le considere como uno de los primeros representantes del escolasticismo.

3.2.3. SAN ANSELMO DE CANTORBERY (C. 1033-1109).

Teólogo, filósofo y Doctor de la Iglesia, que propuso una teoría sobre la existencia de Dios que todavía hoy se sigue debatiendo.
Nació en Aosta (norte de Italia) en el seno de una ffamilia acomodada. En 1060 ingresó en el monasterio benedictino de Bec (Normandía), donde era abad el religioso y erudito Lanfranco. Cuando, en 1070, éste fue nombrado arzobispo de Canterbury por el rey de inglaterra Guillermo I el Conquistador, Anselmo le sustituyó al frente del monasterio. Durante estos años alcanzó un gran prestigio por sus conocimientos y piedad, y sus monjes le animaron a que pusiera por escrito las meditaciones en que basaba sus enseñanzas. De esta manera redactó Monologium (1077), en el que, reflejando la influencia de san Agustín de Hipona, presentaba a Dios como el Ser más supremo e investigaba sobre sus atributos. Animado por la acogida que tuvo su obra, continuó con su proyectode comprensión de la búsqueda de fe, concluyendo Proslogium (1078), donde presentaba lo que en el siglo XVIII llegó a conocerse como el argumento ontológico de la existencia de Dios. Sostenía que incluso quienes dudaban de la existencia de Dios habrían de observar cierta comprensión sobre lo que dudaban: es decir, comprenderían a Dios como un ser del que no se puede pensar algo más grande. Puesto que es más grande existir fuera de la mente que sólo en la mente, un escéptico que negara la existencia de Dios estaría incurriendo en una contradicción, ya que estaría afirmando que es posible pensar en algo más grande que en un ser del que nada más grande se puede pensar. De aquí que, por definición, Dios existe.

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